Fernando Marías gana el Premio Primavera de Novela

«Las mujeres adelantan por la izquierda al poder masculino y eso está provocando un hermoso terremoto. Quien hoy no se pare a escuchar a las mujeres se lo perderá todo». Lo dice el escritor Fernando Marías (Bilbao, 1958), que ganó esta mañana el Premio Primavera de Novela, dotado con 200.000 euros, con Todo el amor y casi toda la muerte. La editorial Espasa, que publicará la obra el próximo 6 de abril, le ha pedido que no hable del contenido de su novela y el escritor, en conversación telefónica con este periódico, trata de nadar y guardar la ropa: «El argumento del libro es la oscuridad que hay dentro de mí», dice. Y también: «Trata de un hombre perdido que está buscándose a sí mismo y tres mujeres, una real y dos fantasmas».

Entre tanto, la descripción de Ángel Basanta, miembro del jurado es ésta: «Una intriga policíaca con una historia convertida en tragedia, que sucedió a finales del siglo XIX y principios del XX y que se proyecta con unos crímenes que se investigan en el XXI». Ese jurado -que estuvo presidido por Ana María Matute y declaró finalista a María Tena con La fragilidad de las panteras– destacó que Fernando Marías había sabido conciliar fantasía y realidad, razón y locura, realidad y ficción. Y Marías está de acuerdo: «Es mi mejor libro». El autor la define también como «novela autopsicoanalítica» y subraya el riesgo de bucear dentro de lo que él mismo haya podido «hacer mal» en su vida: «Si uno escribe una novela histórica sobre una batalla del pasado se arriesga menos que si escribe sobre algo que le afecta». Y lo que él le afecta es, dice, una historia cuyo detonante es autobiográfico: Marías pasaba unas vacaciones en un hotel de lujo con una mujer con la que empezaba una relación cuando descubrió que en la habitación no estaban solos: «Seguro que nadie me cree, pero esto ocurrió».

Ganador del premio Nadal en 2001 con El niño de los coroneles (Destino), Fernando Marías debutó en 1991 con La luz prodigiosa, una novela que fantaseaba con la posibilidad de que Federico García Lorca hubiera sobrevivido, maltrecho mentalmente, a su fusilamiento. Refugiado durante años en un convento de monjas, el poeta seguiría viviendo en Granada sin saber su verdadera identidad. Protagonizada por Alfredo Landa, la obra fue llevada al cine en 2003 por Miguel Hermoso y su argumento se convirtió en una leyenda urbana que llegó a alcanzar gran eco cuando, en noviembre pasado, no se encontraron los restos del autor de Romancero gitano en el lugar en la fosa de Alfacar, el lugar en el que se suponía que estaban: «Es algo entre kafkiano y cómico», cuenta Marías. «En Granada me contaban como de toda la vida una historia que me había inventado yo. Como es algo muy verosímil, ahí está. Y lo cierto es que el cadáver de Lorca sigue sin aparecer».

Además de por el premio Primavera, el escritor está especialmente contento con la adaptación que el director Daniel Calparsoro rodará en breve de Invasor, su novela sobre la guerra de Irak. La financiación correrá a cargo de los productores de Celda 211.

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