Las mejores 100 novelas de la lengua española de los últimos 25 años

1. El amor en los tiempos del cólera

Las mejores 100 novelas de la lengua española de los últimos 25 añosFermina Daza y Florentino Ariza protagonizan uno de los romances más hermosos de la literatura

Gabriel García Márquez
Colombia
1985

Una noche, después de dos años de no haberla vuelto a ver, Florentino Ariza descubre que Fermina Daza es mortal. Florentino ha ido a ver Cabiria, película de Giovanni Padrone, acompañado de Leona Cassiani, aquella mulata indomable con la cual jamás pudo consumar su amor y a quien encontró en una de sus expediciones por los tranvías de bueyes de Cartagena. Florentino, hasta ese momento, ha querido ignorar el paso del tiempo: ha estado esperándola por más de 30 años y ella, al igual que él, pueden morir antes que el doctor Juvenal Urbino, su esposo. Cuando la película comienza se oye un grito en medio de la muchedumbre: «¡Dios mío, esto es más largo que un dolor!». Florentino Ariza sale aquella noche convencido de una sola cosa: «(…) la puta muerte iba a ganarle sin remedio su encarnizada guerra de amor». Pero no se la gana, y eso lo sabemos 110 páginas más adelante, o 50 años, nueve meses y cuatro días después de que el telegrafista escuálido, vestido de levita negra como un ave de mal agüero, llevó un telegrama a la casa de Lorenzo Daza, el padre de Fermina, y descubrió en uno de los salones a la mujer más bella que hubiera visto nunca y se iniciara aquel «cataclismo de amor que medio siglo después aún no había terminado».

La muerte y el amor, esos son los temas del Amor en los tiempos del cólera. No hay amor sin muerte y eso lo comprendió Gabriel García Márquez cuando, en un viaje parecido al que nunca terminó Florentino Ariza con rumbo a Santa Fe para olvidarse de Fermina Daza, recaló en Zipaquirá y leyó a don Francisco de Quevedo. Los versos de Amor constante más allá de la muerte de Quevedo fueron definitivos: «Cerrar podrá mis ojos la postrera / Sombra que me llevare el blanco día, / Y podrá desatar esta alma mía / Hora a su afán ansioso lisonjera». Y eso, en efecto, es lo que siente Florentino Ariza el día en que conoce a Fermina Daza: morir, si fuera preciso, por el amor de esa escolar en la que empeña toda la vida y a la que ve pasar tantas mañanas sentado en el parquecito con su «andar de venada», aquella «doncella imposible con el uniforme de rayas azules, las medias con ligas hasta las rodillas, los botines masculinos de cordones cruzados, y una sola trenza gruesa con lazo en el extremo que le colgaba en la espalda hasta la cintura». Esa misma cabellera que, dos años después, Fermina Daza se cortará para jurar fidelidad a un Florentino Ariza inconsolable que la ve partir hacia los pueblos de la sierra y del valle, pues el padre de su venada, don Lorenzo Daza, ha decidido separarlos para siempre.

Pero es una novela de muerte, además, porque comienza con un cadáver: el de Jeremiah Saint-Amour, que se suicida con una dosis de cianuro de oro. Cincuenta páginas más adelante, Juvenal Urbino, su amigo de mesa de ajedrez, muere tratando de bajar su loro de un palo de mango. Ese es el día que Florentino Ariza ha estado esperando durante más de medio siglo y todo el motivo de la novela.

Será porque en este mundo «nada es más difícil que el amor» que Florentino Ariza decide esperarla el tiempo que sea necesario. La espera, primero, durante un buen tiempo sentado en el parque. La aguarda cuando ella acepta su petición de matrimonio. Luego se sienta a escribirle sonetos floridos que le envía a los pueblos por los que ella pasa tras de convencer a todos los telegrafistas del Caribe para que le hagan llegar sus palabras. Florentino Ariza confía, por lo tanto, en que el amor puede derrotar a la muerte. Así, se obstina a pesar de que ella, Fermina Daza, al volver a Cartagena sólo le dice: «No, por favor, olvídelo». Entonces su decisión, y su terquedad, no encuentra otra manera distinta a seguir amando para soportar el dolor de no estar con ella. Y lo comprende mucho después: «El amor como un estado de gracia que no era un medio para nada, sino un origen y un fin en sí mismo».

A partir de allí, García Márquez hace lo que sabe hacer mejor. Lo que aprendió de Faulkner y de Conrad y de Hemingway y de tantos otros: abrir una elipsis, dejar suspendido un reencuentro que los lectores ya sabemos que sucederá, pero no cómo sucederá. En ese paréntesis Fermina Daza se casa con el prominente doctor Urbino, se va de viaje a París, conoce la tranquilidad del amor, pero jamás se acomoda a no sentir nunca más el ardor que abrigó cuando aún adolescente conoció a Florentino Ariza. Fermina Daza comprende que su verdadero amor ya no es una persona sino una sombra, y que en el matrimonio lo problemático es «aprender a manejar el tedio». Ella sabe que nada tiene remedio y que «la memoria del pasado no redimía el futuro».

Pero si Fermina Daza no confía en la memoria como redención, Florentino sí lo hace y se aferra a su vida de halconero sin sosiego, de cazador nocturno, de hombre de paso, de cazador silencioso, y comprende que siempre que «se encontraba al borde de un cataclismo, le hacía falta el amparo de una mujer». Decide transformarlas a todas en Fermina, y en sus cuerpos la encuentra: en la piel de Rosalba, que lo desvirga en las aguas del Magdalena; en la viuda de Nazaret, en Ausencia Santander, en Divina Pastora, en Sara Noriega, en Olimpia Zuleta y en tantas otras. Así, cuando Juvenal Urbino muere, Florentino ha aprendido la lección: en vez de cartas de amor, escribe un tratado sobre el amor. Ciento treinta y dos cartas, un año más tarde de la viudez de Fermina Daza, por fin pueden comenzar su viaje definitivo.

Entonces, uno, como lector, respira tranquilo después de ese largo y conmovedor paréntesis de casi 300 páginas, escrito palabra por palabra con la conciencia de quien no quiere hablar del amor de manera lastimera, y menos, cursi. Es el libro que siempre soñó con escribir, ha dicho García Márquez. Es, para no obviar la biografía, el homenaje a la historia de amor de sus padres: un telegrafista y una muchacha pudiente. Uno, decía, puede dejarlos ir por las aguas del río de la Magdalena a bordo del vapor Nueva Fidelidad y comprender su pavor ante la piel ajada del otro. Puede recordar y sentir y saber por qué esta es una de las novelas definitivas de los últimos 25 años y una de las más bellas escritas jamás: el amor ha vencido a la muerte, el escritor ha sabido incorporar su propia sabiduría del mundo femenino y ha inventado para nosotros un universo que muchos soñamos cuando nos enamoramos de alguien. Florentino Ariza compra el espejo del Portal de Don Sancho en donde se ha reflejado Fermina Daza, Alicia salta hacia este mundo, el corazón deja de ser un cazador solitario, y en medio de la epidemia, de las guerras civiles, del cólera, de la enfermedad como metáfora -o mera constatación-, ese amor triunfa por una única vez a pesar de que, con la bandera amarilla izada en el asta del vapor que se pierde hacia el Magdalena, los dos sepan que después del amor se enfrentarán a la muerte. Y esta vez, para fortuna de todos, no a la muerte del amor: «polvo serán, mas polvo enamorado», dice Quevedo.

Juan David Correa Ulloa
Periodista colombiano.
Editor de Arcadia

2. La fiesta del Chivo

Mario Vargas Llosa revive en esta novela al dictador dominicano Leonidas Trujillo

Mario Vargas Llosa
Perú
2000

Corre todavía el mito de que en los años 60, cuando los escritores de América Latina navegaban la cresta de la ola literaria, varios miembros de la generación del boom concibieron la audaz idea de escribir, a muchas manos, la Gran Novela del Dictador. Este plan maestro, si es que en realidad se fraguó, tiene todos los visos de una de esas epifanías de sobremesa que, avivadas por el buen vino y una parsimoniosa digestión, resultan tan seductoras en el momento como impracticables después. Sin embargo, varios novelistas del boom (y de su vecindario literario) terminaron por parir, por separado, novelas de la estirpe que había fundado Miguel Ángel Asturias en 1946 con El señor presidente, y que iba a terminar por convertirse en el género latinoamericano por excelencia. Fue así como aparecieron Yo, el supremo, de Arturo Roa Bastos (1973), El recurso del método, de Alejo Carpentier (1974), y El otoño del patriarca (1975), de Gabriel García Márquez. La última de esta prole, la que más duró en gestación (desde 1975, cuando Mario Vargas Llosa estaba dirigiendo su malhadada versión cinematográfica de Pantaleón y las visitadoras en República Dominicana), fue La fiesta del Chivo, que apareció en 2000.

Vargas Llosa ya había incursionado, aunque de forma sesgada, en la Novela del Dictador con su gran obra maestra Conversación en La Catedral (1969), pero allí el dictador era una presencia invisible que presidía como un dios siniestro y remoto los destinos de los protagonistas. En La fiesta del Chivo, por el contrario, Vargas Llosa revive, de cuerpo entero, a un dictador histórico: Leonidas Trujillo.

El dictador de Vargas Llosa no es, por consiguiente, el personaje hiperbólico del mito, como en la extraordinaria y delirante novela de García Márquez, sino un ser de carne y hueso, a un tiempo siniestro y ridículo, cruel y patético, teatral y mezquino, envilecido por el poder supremo y afligido por los estragos de la incontinencia.

«Ansioso, observó las sábanas: la informe manchita grisácea envilecía la blancura del lino. Se le había salido otra vez… ¡Coño! ¡Coño! Éste no era un enemigo que pudiera derrotar como a estos cientos, miles que había enfrentado y vencido, a lo largo de los años, comprándolos, intimidándolos o matándolos. Vivía dentro de él, carne de su carne, sangre de su sangre. Lo estaba destruyendo precisamente cuando necesitaba más fuerza y salud que nunca».

Pero la novela no se limita a pintar el retrato del dictador. Fiel a la técnica de los ‘vasos comunicantes’ que ha empleado en todas sus grandes novelas, Vargas Llosa construye una compleja estructura en la que se entretejen, como en una fuga musical, diversas voces narrativas.

El eje estructural de la novela es la descripción pormenorizada del último día de Trujillo, visto, en primera instancia, a través de sus propios ojos. Este hilo narrativo, que nos permite conocer las idiosincrasias del dictador y su relación con sus allegados y subalternos, alterna con la descripción de los preparativos para su asesinato y con las historias individuales de los conspiradores. El tercer hilo narrativo cuenta la historia de Urania, hija de Agustín Cabral, el esbirro en jefe de Trujillo, quien regresa a Santo Domingo, 40 años después del magnicidio, para confrontar a su padre por haberla entregado al dictador, como un trofeo de caza, cuando aún era una niña.

La novela se puede leer, por supuesto, como una gran alegoría en la que Urania personifica el país violado y traumatizado por un dictador impotente, pero esta lectura no le hace justicia a la sutileza con la que Vargas Llosa dibuja a sus personajes, particularmente a los conspiradores. Es conmovedor ver cómo caen torturados o masacrados estos «héroes» accidentales, motivados no por altruismo o por convencimiento político, sino por la más escueta venganza. Son las víctimas póstumas de un dictador que parece seguir ejerciendo su poder desde la muerte.

Vargas Llosa no es -como Nabokov, como Updike, como García Márquez- un orfebre de las palabras. Para él, la filigrana del lenguaje es subsidiaria al rigor de la estructura, y La fiesta del Chivo es una de sus construcciones más complejas y a la vez más fluidas. Sin embargo, este espléndido diseño formal no obedece a un mero alarde de virtuosismo, sino a las exigencias dramáticas de una novela que aspira a capturar, en todo su apocalíptico esplendor, la vida, pasión y muerte de un tirano.

Mauricio Bonnet
Escritor y documentalista colombiano. Autor de la novela Mujer en el umbral (Alfaguara, 2006). Director y guionista de los documentales Paraíso en la otra esquina y Mario Vargas Llosa: la biografía.

3. Los detectives salvajes

Esta obra que recrea los viajes de dos poetas es un refente de la literatura hispana reciente

Roberto Bolaño
Chile
1998

A pesar del boom comercial de las últimas décadas, la literatura latinoamericana está aún lejos de alcanzar pleno desarrollo y madurez y, muy seguramente, ya no los alcanzará nunca porque la globalización está acabando con las fronteras y con las identidades culturales que crecían al resguardo de esas mismas fronteras. Pero si hay un libro donde se puede decir que la literatura latinoamericana ha alcanzado la adultez y se ha integrado por completo a la historia de la literatura universal, ese libro se llama Los detectives salvajes. Como toda obra maestra, Los detectives salvajes es heredera y al mismo tiempo se aleja de la tradición que la precede; en el libro se da por superada la obsesión de la literatura anterior por fundar el imaginario mítico del continente y se entra en un territorio plenamente humano donde el tema central es la soledad, o sea, la incapacidad de amar y el exilio tanto interior como exterior que está soledad genera.

Escrita también sin el afán de producir vanguardias estéticas, la novela recrea los viajes y las peripecias de dos poetas sin rumbo y, más que narrar una época, cuenta cómo los personajes intentan evadir los tiempos que les tocó vivir. Ha pasado la efervescencia de las revoluciones y no queda más que darse por vencido, acomodarse o irse al exilio. Los personajes de la novela, románticos incorregibles, intentan el exilio para terminar dándose cuenta de que lo único que han conseguido con tanta huida es acomodarse. Armado mediante una infinidad de primeras personas y también mediante innumerables escenarios, historias y personajes, el libro recrea unos seres perdidos en la geografía del planeta, perdidos en sus ilusiones insatisfechas y, sobre todo, perdidos en un mundo donde ya no hay certezas y donde ya sólo se puede vivir de recuerdos falseados y de ilusiones siempre a punto de desaparecer.

Sin embargo, a pesar de ese halo desencantado y triste, no hay libro más vital y divertido que Los detectives salvajes. Cada una de sus páginas rebosa un humor negro y una ansiedad por vivir que hacen imposible alejarse de la lectura. Tal vez, porque perdida la utopía, sólo quedan los pequeños detalles, los diálogos entrecortados, las miradas perdidas en busca de un abrazo o los polvos echados más por consuelo que por amor. Las peripecias de los personajes, muy lejos ya de la realidad mágica de Carpentier y García Márquez o de la angustia histórica o social de Vargas Llosa, son adictivas y si algo espera el lector es que esos centenares de personajes sigan hablando, sigan contándole historias: historias íntimas así sucedan en la calle, historias donde cada uno es dueño de su propia desgracia y aun así sigue buscando un poco de compañía en los otros.

Leer Los detectives salvajes es esencial porque más que mostrar el fracaso económico, político y social de América Latina, sirve para ver las consecuencias humanas de este resonante fracaso. Los detectives es un libro absoluto y desgarrador, un libro escrito contra la mediocridad no sólo del continente, sino contra la mediocridad de sus escritores; una novela llena de poesía y talento que aunque nos enfrenta a nuestros vicios, consigue darnos aliento y alegría para seguir soñando. Con Los detectives salvajes, Roberto Bolaño dejó atrás las palabras demagógicas con las que se suele escribir la mayoría de literatura en estas tierras y puso sobre la mesa un lenguaje menos pretencioso, pero más vital y cotidiano. Nos enseñó que a pesar del servilismo y la propensión a la traición que ha sido y sigue siendo la peor epidemia padecida en la América hispana, hay siempre un pequeño reducto de rebeldía por el que se pueden colar las historias y los personajes con los que necesitamos tropezar a diario para mantener vivos un poco de amor, un poco de fe y un poco de esperanza.

Sergio Álvarez
Escritor colombiano, autor de La lectora

4. 2666

La novela monumental de Bolaño consta de cinco partes y se lee como un relato policial

Roberto Bolaño
Chile
2004

Si toda novela posee un fragmento en el que se define en miniatura, la clave de la forma de 2666 y de la narrativa de Roberto Bolaño estaría dada al final del capítulo segundo, donde Amalfitano, un profesor chileno, recuerda una conversación sostenida en Barcelona con un farmacéutico que leía en sus noches de guarda. Alguna vez, éste le preguntó qué libros le gustaban y el farmacéutico le contestó que los libros del tipo La metamorfosis, Bartleby, Un corazón simple, Un cuento de Navidad. Es decir, prefería La metamorfosis en lugar de El proceso; Bartleby en lugar de Moby Dick; Un corazón simple en lugar de Bouvard y Pécuchet y Un cuento de Navidad en lugar de Historia de dos ciudades o el Club de Pickwik. «Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros».

A través de su personaje, Bolaño expresa muy bien las dos tendencias en las que se debatió su escritura. De un lado, intentar esos ejercicios perfectos de los grandes maestros; del otro, aspirar a las grandes obras imperfectas y torrenciales que a su vez ellos también buscaron. Sobre el mismo tema del mal absoluto, su novela breve Estrella distante sería un buen ejemplo del primer caso: una limpia sesión de entrenamiento de esgrima. Y 2666, con sus 1.119 páginas, del segundo: un combate de verdad «con sangre, heridas mortales y fetidez».

2666 consta de cinco partes. En la primera, La parte de los críticos, cuatro profesores de literatura comparten su obsesión por el misterioso escritor alemán de posguerra Benno von Archimboldi, quien no evita abordar el holocausto. Por una serie de infidencias sospechan que Archimboldi podría estar en Santa Teresa -en la vida real Ciudad Juárez-, una ciudad ubicada en el desierto de Sonora y en plena frontera méxico-norteamericana que tiene el lastre de ser la sede de los horribles crímenes perpetrados contra mujeres jóvenes. En la segunda, La parte de Amalfitano, narra el deterioro síquico del profesor chileno, que parece vivir en un mundo de voces y fantasmas. Es el abrebocas sutil, la introducción al horror de la ciudad maldita. En la tercera, La parte de Fate, Óscar Fate, un periodista afroamericano que escribe crónicas políticas en un diario marginal de Harlem, es enviado a Santa Teresa a cubrir una pelea de boxeo entre un ídolo local y un púgil norteamericano. Como en las mejores novelas policíacas y superando muchas de frontera, a través de la mirada de Fate y una prosa vertiginosa, nos sumergimos de lleno en la ciudad-muerte, en sus bajos fondos de alcohol, violencia, drogas, prostitución y nos acercamos todavía más al tema del asesinato de mujeres. La cuarta, La parte de los crímenes es la descripción del asesinato de 119 mujeres, complementado con el relato de policías, investigadores, periodistas, narcotraficantes y políticos. Y la quinta, La parte de Archimboldi, la primera en orden cronológico, es la biografía de este personaje anticipado en los capítulos anteriores, desde su infancia en Prusia hasta su partida a México.

Unir estas cinco partes es el reto de interpretación que nos propone este vasto magma narrativo que se expande y prolifera en múltiples personajes e historias secundarias. Las obras de Bolaño se leen como relatos policiales que permanecen en la ambigüedad. Y aquí, la ambigüedad no es poca cosa. Si es verdad que el gran escritor es el jefe de los asesinos -podría no serlo- estaríamos ante uno de los principales temas del siglo XX: la cultura que no nos salva de la barbarie.

Esta novela universal escrita en español pertenece al siglo XX porque da cuenta de la guerra europea, el holocausto y la crisis de una civilización abatida moralmente. Y nos conecta directamente con el siglo XXI en Santa Teresa, la capital del mal que guarda en el misterio de sus crímenes «el pavoroso secreto del mundo».

Luis Fernando Afanador
Poeta colombiano. Crítico de libros de SEMANA

5. Noticias del imperio

La vida de dos príncipes europeos en el México de Benito Juárez da origen a esta novela

Fernando del Paso
México
1987

Vuelta de tuerca de la novela histórica, retablo barroco de la ocupación francesa, Noticias del Imperio, del mexicano Fernando del Paso, es una novela límite, cuyo inmenso mérito literario está también en intuir -y resolver- sus inevitables defectos de acumulación. Exhaustiva y extenuante, la novela es una verdadera cascada de lenguaje: nombres de personajes, lugares, momentos históricos, batallas, alcurnias, genealogías, linajes, se entrecruzan en una selva de palabras por donde el lector avanza, deslumbrado y desfalleciente tratando de seguir el hilo cronológico de la historia, tragicómica, de la restauración de la Casa de Austria en el trono de México.

Luis Napoleón, ‘Napoleón Pequeño’ como lo bautizó cruelmente Victor Hugo, quiso frenar el expansionismo norteamericano en el continente, inspirado en la Doctrina Monroe, y aprovechando su guerra civil entre unionistas y confederados, poner un pie firme en la América hispana. Y por ello, alentando y alentado por los cantos de sirena de los conservadores mexicanos, aprovechó una excusa banal para ocupar el país, expulsar a su Presidente legítimo a punta de bayoneta e imponer como gobernantes a la pareja formada por Maximiliano y Carlota de Hamburgo, hijos de reyes, hermanos de príncipes, alcurnia en estado puro.

La novela está construida con capítulos alternos. Los nones, en voz de Carlota desde el Castillo de Bouchout, en 1927, donde vive recluida desde hace décadas, narra la historia de su vida. Pero no una historia de libro de texto, sino subjetiva, libre, en una suerte de flujo de la conciencia joyciano donde se mezclan amoríos, delirios, sueños y pesadillas, frustraciones, chismes, recuerdos, canciones, que van configurando de manera magistral este personaje que nació con cuchara de plata y murió loca y olvidada, mucho después del fin del mundo al que ella pertenecía y que el crimen de Sarajevo enterró en los anales de la historia. Los capítulos pares forman una novela coral, con la historia paralela de Europa -en especial de la saga napoleónica y la Casa de Austria-, y México, en su turbulento siglo XIX, nuestro «siglo de caudillos». La tensión narrativa va perfilando un enfrentamiento cósmico que se personaliza en dos figuras diametralmente opuestas: el príncipe de sangre azul Maximiliano y el indio zapoteco Benito Juárez. El primero nacido y criado entre sábanas de lino; el segundo, el autodidacta que aprendió a hablar español a los 8 años. El primero heredó un imperio, el segundo llegó al poder de manera tortuosa, en una batalla de ascenso social inverosímil desde la sierra de Oaxaca hasta el palacio de gobierno de la ciudad de México. El primero, un conservador caritativo; el segundo, un liberal implacable. Súbditos contra ciudadanos. Pero la novela no es una saga maniquea. Maximiliano quiso de verdad a México, lo estudió y amó, y, en muchos sentidos, le capturó el alma. Sus afanes protectores de las comunidades indígenas y sus obras de embellecimiento de la capital dejaron una honda huella, espiritual y física, que aún perdura. Y Juárez, con su rigidez republicana, legalista, propició la desintegración identitaria del mundo rural indígena mexicano, al que pertenecía desde su nacimiento.

Un elemento de astucia literaria acompaña todo el tiempo el hilo narrativo de la novela de Fernando del Paso: confrontar la lógica del mundo nobiliario con los paisajes y los hechos mexicanos, para, sin necesidad de señalarlo explícitamente, mostrar la insalvable contradicción entre el ideal monárquico y la llana realidad de la vida mexicana. Una insalvable comicidad involuntaria resurge de contrastar las ceremonias oficiales de la corte, con todo su boato y su pompa, con un país devastado por el militarismo, pobre y safio. Y pese a ello, mantener el empeño de construir una república laica, liberal, de ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones.

Ricardo Cayuela
Periodista mexicano. Jefe de redacción de la revista Letras Libres

6. Corazón tan blanco

Javier Marías
España
1992

«No he querido saber, pero he sabido…». Un inicio que atisba la ambivalencia en que se moverá la historia, tanto por quien la cuenta como por los hechos que desencadena. Porque aquí igual de importantes resultan la historia como el lenguaje del cual está hecha. Javier Marías, en Corazón tan blanco (inscrita en la estética literaria de la posmodernidad) reúne en sus frases palabras que pareciera que nunca antes se habrían visto juntas en tal armonía. Las convoca en un estilo donde la lectura avanza germinada de intriga a la vez que el lector se siente tentado a desandar parte del recorrido. Un traductor recién casado rastrea el origen de su presencia en el mundo, mientras describe y reflexiona sobre las conveniencias o no del matrimonio, y reconstruye pasados ocultos.

Más que memoria y olvido, secretos y confesiones, Corazón tan blanco es una historia de titubeos y confusiones. De los miedos a punto de emboscar. De lo que no vemos, ni sabemos pero presentimos. De deseos sabidos o insospechados pero anhelados. Del oír y del hablar. Del callar. Ello a través de un narrador que cuenta mientras en ese contar trata de entender para sí los hechos. Es una obra que la que parece vislumbrarse el tiempo como una bola, la vida en un solo instante y a la vez sin quedarse inmóvil.

Winston Manrique Sabogal
Periodista colombiano. Redactor de Babelia.

7. Bartleby y Compañía

Enrique Vila-Matas
España
2000

Bartleby y compañía es uno de esos contados libros que producen adicción y que se convierten en objeto de culto. Algo así ya le había pasado a su autor con Historia abreviada de la literatura portátil, donde aparecen por primera vez los shandys, personajes tan incógnitos como apasionantes. ¿Cómo logró su autor crear, ahora con los bartlebys, este extraordinario efecto, si en ellos sólo se habla de libros y de escritores, material lo suficientemente minoritario para ser clasificado, por parte de los editores, como invendible y, por los lectores, como aburrido? Afortunadamente las leyes del mercado -y del gusto- también se equivocan, ya que gracias a su rareza es que podemos disfrutarlo. Y a su genialidad. Este libro es, nada más ni nada menos, la crónica aguda y dolida de aquellos autores que han decidido dejar de escribir, aquellos sobre quienes se ha abatido esa «iluminación negativa» de la que hablaba Valéry. La galería, empezada por el propio protagonista del cuento de Melville, Bartleby el escribiente (quien contestaba cada vez que le encargaban un trabajo con la frase «preferiría no hacerlo»), continúa con autores como Hölderlin, Gil de Biedma, Rulfo, y muchísimos más que se vieron impulsados por esa «sutil rendición» al silencio. Se trata entonces en esta novela de ponerlos como cartas sobre la mesa para comprender que «no escribir es un acto más valiente que hacerlo».

Ramón Cote Baraibar
Poeta colombiano

8. Santa Evita

Tomás Eloy Martínez
Argentina

1995

Con el golpe magistral de Santa Evita, Tomás Eloy Martínez prolonga la rica tradición literaria argentina que asume realidad y ficción. Una verdadera y falsa historia con reales y falsos personajes, hechos falsos y reales sobre un personaje real. Así, un periodista rastrea durante años, por medio de entrevistas, documentos inaccesibles y lecturas, la historia del asombroso destino del cadáver embalsamado de Evita Perón. El narrador terminará por emprender la escritura de una novela sobre su búsqueda, pues comprende que es éste el único género capaz de narrar ese capítulo denso, inverosímil y retorcido de la historia de la Argentina. En poquísimos años, María Eva Duarte logró transustanciarse en la primera dama de su país, desatar pasiones y convertirse en la protectora y mediadora del pueblo junto a su marido, iniciando, a la vez, una veneración hagiográfica que permanece intacta hasta el día de hoy. La momia de Evita pasará de mano en mano, ocultada de lugar en lugar, cargada por amigos y enemigos de la difunta. Inconfesables razones hacen que se encuentren a cargo de aquel cuerpo sin poder deshacerse de él y poner punto final a la suerte de embrujo y como maldición que éste, desde ultratumba, ejerce sobre aquellos que se le acercan. Santa Evita puede ser, también, como una metáfora de un alma en pena, Argentina, que no acaba de encontrar su reposo eterno.

Héctor Feliciano
Escritor y periodista puertorriqueño

9. Mañana en la batalla piensa en mí

Javier Marías
España
1994

Otra vez, como en Corazón tan blanco, una primera escena formidable enreda las cosas y las deja en cabos sueltos que van a seguir sueltos al final porque no aspiran a resolverse definitivamente, como enseñó Juan Benet, sino apenas a servir de pretexto para indagar en lo velado y lo oculto, lo callado y lo embustero, lo mal sabido y lo apenas adivinado: «Eran esas tres cosas lo que me quedaba de mi mortal visita: el olor, el sostén, la cinta, y en la cinta voces». Y otra vez en el origen de todo hay una muerte y un sujeto perplejo y reflexivo, indeciso y calculador, que ha de despertar los enlaces ocultos de las cosas, las posibles explicaciones en torno a los seres. En manos de Javier Marías esos resortes sirven eficazmente para armar una de esas novelas suyas empujadas a base de conjeturas y especulación, propensión fabuladora de los personajes (y el narrador de esos personajes) y conciencia de lo esquivo de todo, de lo precario de todo saber, pese a las apariencias. Sin llegar a la honda tensión de sus dos últimos títulos, primeras entregas de la novela en marcha que viene publicando bajo el título de Tu rostro mañana, esta es una pieza importante del macroproyecto novelesco de Marías en torno al saber que no alcanza lo que quiere y no llora, ni se queja: «Nunca se sale de la sombra del todo, los otros nunca se acaban y siempre hay alguien para quien se encierra un misterio».

Jordi Gracia
Escritor y crítico literario español

10. El desbarrancadero

Fernando Vallejo
Colombia

2001

Aunque así quiso encasillarla la prensa, El desbarrancadero no es una novela sobre la madre. El desbarrancadero es una de las más hermosas novelas escritas en las últimas décadas en español, y una que trata sobre un tema poco común en la literatura: el del amor fraterno. En ella, se narra la agonía de un hombre, y el íntimo desgarro de su hermano que lucha tan desesperada como inútilmente por salvarlo. Y si en ella el narrador lanza vituperios contra la madre, es porque esa madre representa a la madre patria, a la madre paridora, a Colombia. Para Vallejo todo amor verdadero es doliente. El amor en sí mismo es una pura congoja. El amor fundamental por la vapuleada gramática, por el hermano enfermo que se muere, por la finca de Santa Anita -el paraíso perdido de la infancia-, por un país hecho trizas, por la Bruja, su perra, que también se le murió. Eso es lo que dice Vallejo. Y lo dice enmascarando la fractura con un duro puñetazo propinado por la mano fracturada. De ahí el recurso de la virulencia verbal, del énfasis exaltado que exige los constantes signos de exclamación. Todo en Vallejo es un ¡ay! lleno de estricta pesadumbre, y que sin los signos que lo flanquean no diría la misma cosa. Que la vida es pérdida, dice también. De ahí que en su literatura todo sea en el fondo agónica añoranza y letanía. El desbarrancadero es la cuesta por la sube y rueda Sísifo con su inmensa piedra, y es la protesta ante el final que representa la muerte de lo que se ama.

Marianne Ponsford
Directora de Arcadia

11. La virgen de los sicarios

Fernando Vallejo
Colombia
1994

Fernando Vallejo ha actualizado el recurso retórico de la diatriba para nuestros tiempos complacientes. En La Virgen de los sicarios, el gramático lanza injurias contra Dios, Colombia, las autoridades, los pobres, la misma existencia humana: «Creemos que existimos pero no, somos un espejismo de la nada, un sueño de basuco». Se trata de un discurso violento, escrito con pasión, pero a la vez con una prosa tan perfecta como flexible, con conceptos atados a imágenes poderosas. En las palabras del gramático enamorado de un adolescente asesino -un relato que tan pronto conmueve como devasta-, hay algo de la furia nihilista de los narradores de Thomas Bernhard, pero aquí hay más claroscuros que en el monocorde Bernhard, una mayor capacidad para captar el temor y el temblor de la vida.

Vallejo nos dice que el enfrentamiento entre civilización y barbarie, paradigma de la cultura latinoamericana desde el siglo XIX, ya no va más: hace rato que la barbarie ha ganado la partida. No es casual que sea un gramático el narrador: en el país de las formas y las buenas costumbres, es alguien dedicado al orden de la letra el testigo privilegiado del caos. El gramático dice que «a Medellín… el cine y la novela le quedan muy chiquitos». La paradoja de Vallejo es que, en La Virgen de los sicarios, el escritor nos demuestra con contundencia que nada le queda chico a la novela.

Edmundo Paz Soldán
Escritor boliviano

12. El entenado

Juan José Saer
Agentina

El entenado narra la desventurada expedición española que a comienzos del siglo XVI es diezmada por una horda de antropófagos en los playones del Río de la Plata. El grumete de la tripulación, único sobreviviente, incursionará en el ámbito arcaico de los colastiné y se convertirá en memoria vital de aquellos rituales violentos ejecutados para darle continuidad a su mundo de imprecisiones. La larga convivencia entre la tribu se interrumpe cuando el entenado es arrastrado río abajo, hacia una flota de galeones anclada en la desembocadura. El mozalbete de 10 años atrás ha dado paso a un hombre alienado, reafirmado en la sensación de ser el extranjero de siempre, oculto al entendimiento de los otros. Saer, una de las voces más auténticas de la literatura argentina, fallecido en París en 2005, sostenía que «el lenguaje nunca alcanzaría para cubrir todo lo que el tiempo y el pensamiento reclaman». El Entenado, más allá de ser una novela histórica o crónica de las primeras travesías de ultramar que propiciaron el establecimiento del régimen colonial en el Nuevo Mundo, es una historia sobre la soledad, el exilio interior, la precariedad del lenguaje para nominar el conflicto insoluble entre sociedad e individuo. «Cuando nos olvidamos, es que hemos perdido, sin duda alguna, menos memoria que deseo», afirmará el entenado porque sabe que detrás de la escritura, con la que revalida su patente marginalidad, sólo hay silencio recorriendo las fístulas del tiempo.

Luis Barros Pavajeau
Escritor colombiano

13. Soldados de Salamina

Javier Cercas
España
2001

S oldados de Salamina se inicia con una serie de confesiones del narrador: el abandono de su esposa, la muerte de su padre, las dificultades en su trabajo. Instalado en su rutina de fracasos, el protagonista se entera de un hecho excepcional. Lee que al final de la guerra, cerca de Barcelona, un soldado republicano evitó capturar y matar a un prisionero después de encontrarlo bajo la lluvia. La noticia le llega desde un mundo desconocido: el mundo de los héroes. En su respuesta a este llamado, el narrador (con la ayuda de Conchi, un contrapunto humorístico y vital indispensable), se propone buscar a este héroe. Su propósito aparente es descubrir algo que nunca sabremos, por qué salvó de morir a un enemigo. Su intención real es adentrarse en el mundo de las gestas de la compasión.

La historia, contada con la eficacia de la crónica y la hondura de la novela confesional, llega a su fin con el excepcional retrato de Toni Miralles. Miralles no es un modelo de moralidad sino una composición contradictoria de impulsos vitales. Es un viejo solitario que habla de sus compañeros muertos, pellizca a la monja que lo cuida, llora, y pide ser abrazado. Es un personaje sagrado y a la vez terriblemente humano, la aparición del tesoro al final del viaje. Miralles expresa el único tipo de héroe que le queda al mundo, el héroe anónimo. A pocos personajes de ficción me hubiera gustado conocer tanto como a él.

Alonso Cueto
Escritor peruano

14. Estrella distante

Roberto Bolaño
1996

Estrella distante, junto con La literatura nazi en América (1996) y Llamadas telefónicas (1997), anticipó el Mito Bolaño, que se consolida, de forma definitiva, con su meganovela Los detectives salvajes (1998). Bolaño aprovechó un capítulo de La literatura nazi… para escribir Estrella distante: hizo que un personaje cruzara de una novela a otra, anunciando a un escritor que reinventó en cada uno de sus libros los hallazgos de su obra. Latinoamérica a partir del antes y el después que significó el gobierno de Salvador Allende (1970-1973), su registro político y la forma como Bolaño ofreció otra perspectiva a lo ya dicho y leído, enseñaron a través de la aventura protagonizada por Ruiz-Tagle y por Weider -el aviador que escribía con humo en el aire-, la actitud de un autor capaz de reescribir la tradición. Bolaño hizo de la literatura una salvación posible al miedo y a los fantasmas que una generación heredó de sus mayores. Tanto en Estrella… como en Los detectives…, la Historia con mayúscula se relaciona con la intimidad de los talleres literarios, la ansiedad por la escritura y la forma como es posible que la realidad nos confunda, acaso como si viviéramos en una ficción tan desconcertante como ingobernable.

Hugo Chaparro
Escritor colombiano

15. Paisaje después de la batalla

Juan Goytisolo
España
1982

Juan Goytisolo ha tenido por virtud desmentir a la historia (esa madrastra de la verdad) para ampliar la orilla del presente (esa economía del olvido). Pero en Paisajes después de la batalla logró una proeza: prefigurar el futuro. El paseante que asume roles perversos ve París ocupada por inmigrantes y testimonia el espectáculo de un mundo que sucumbe. Los letreros de la calle son reemplazados por frases en árabe, como si la Ciudad de las Luces fuese de las Sombras. En esa serie farsesca de escenas desurbanas, la novela se despliega no como una contrautopía, sino como un acto ella misma de ocupación que resta y de crítica que desfunda. París ya no es «capital del siglo XIX» sino las primeras ruinas del XXI. Poseída por la paciente furia de Genete, por el sarcasmo arrebatado de Celine, por el apetito provocador de Gide, su prosa gozosa hace que ésta sea hoy su novela más gratuita y, por ello, más valiosa. Su encantamiento es un despropósito: contar lo improbable, parodiarse con humor, dividirse entre su personaje y su narrador, y no esperar demasiado de su tiempo. La «hecatombe» que proclama no es otra que la comedia del fin de la edad burguesa, cuando prevalece la risa del lector ante «el mapa universal de la idiotez». Goytisolo anticipó con brío las transformaciones de la novela actual. Adelantó contra «el milenio que viene», su libertad como un conjuro.

Julio Ortega
Crítico y escritor peruano

16. La ciudad de los prodigios

Eduardo Mendoza
España
1986

Obra definitiva y crucial en la carrera del autor catalán que, como se lee en el suplemento español El Cultural, «bautizó a una ciudad, Barcelona», la gran protagonista del libro y puerto en el que habita uno de los mejores personajes creados por Mendoza: el ambicioso Onofre Bouvila, que está dispuesto a comenzar su ascenso social a cualquier precio. En esta novela se mezcla la buena prosa y el humor negro del autor.

17. El jinete polaco

Antonio Muñoz Molina
España
1991

El escritor la recuerda como «la novela más brutal, más descarada y más dura que he hecho». Con ella ganó el Premio Planeta (tenía 35 años), continuó con el mito de su ciudad imaginada y recurrente: Mágina, y narró la historia de Manuel, un traductor simultáneo que recuerda diversas etapas de su vida. Para Vásquez Montalbán, El Jinete es un «excelente bolero»; Onetti la recordaba como una obra «extraordinaria».

18. El testigo

Juan Villoro
México
2004

Novela ganadora del Premio Herralde que cuenta la historia de Juan Valdivieso, un mexicano profesor de literatura que decide volver a su tierra natal después de varios años de vivir en Europa. Y regresa en un momento crucial: el PRI, partido dominante durante décadas, acaba de perder las elecciones. De «viaje alucinante» califica Vila Matas este libro de Villoro.

19. Salón de belleza

Mario Bellatin
México
2000

Una terrible peste azota al pueblo en el que transcurre esta ficción. Los infectados sólo encuentran refugio en el salón de belleza del peluquero, un espacio que se convierte en hospital, casa y morada final de los afectados. Mientras los humanos mueren, los peces de la pecera del salón son únicos testigos de sus finales. Así de cruda y claustrofóbica es la novela del autor mexicano, una obra «sin moraleja», según la editorial Tusquets.

20. Cuando ya no importe

Juan Carlos Onetti
Uruguay
1993

Al año siguiente de la publicación de esta novela, el maestro uruguayo, inventor de la novela latinoamericana contemporánea, fallecería. En su trabajo póstumo narra la historia de soledades de Carr, el derrotado protagonista de la obra que anota su tragedia en un diario: «Escribí la palabra muerte deseando que no sea más que eso, una palabra dibujada con dedos temblones».

21. La tejedora de coronas

Germán Espinosa
Colombia
1982

Considerada una de las obras más importantes de la literatura colombiana. Novela histórica que tiene como base la Cartagena del siglo XVIII, pero que por obra y gracia de las aventuras de su entrañable protagonista, Genoveva Alcocer, La tejedora de coronas termina por llevar al lector a través de un emocionante viaje por el Viejo Continente que incluye encuentros con Voltaire y muchos otros protagonistas de la historia de esa época. Obra declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

22. El paraíso en la otra esquina

Mario Vargas Llosa
Perú
2003

Las historias de la feminista Flora Tristán y su nieto, el artista Paul Gauguin, son las que inspiran esta novela. Una que va más allá del simple repaso histórico porque, como el mismo Vargas Llosa anotó: «Este no es un libro arqueológico, no reproduce el pasado, acude a él para entender el presente». Texto con temple, como La fiesta del Chivo.

23. Cae la noche tropical

Manuel Puig
Argentina
1988

La tarde agoniza en Rio de Janeiro. El sol se oculta y dos ancianas, Luci y Nidia, en una conversación cargada de nostalgia, hablan de sus vidas y los años pasados. El autor de El beso de la mujer araña demuestra de nuevo su gran habilidad para construir diálogos frescos, fluidos, naturales; más que un libro, Puig les da a los lectores lecciones de buena charla.

24. Doctor Pasavento

Enrique Vila Matas
España
2006

El propio autor contaba que su libro puede ser entendido como «la aventura de un hombre que se queda solo y viaja hasta el final en una fuga sin fin». Esa es una manera de resumir la historia de Pasavento, un hombre interesado en la vida del escritor suizo Robert Walter, del que quiere aprender «el arte de convertirse en nada»

25. Herrumbrosas lanzas

Juan Benet
España
1983

Siempre acusado de autor «difícil», el escritor madrileño emprende en tres volúmenes una de sus obras más ambiciosas, pero al mismo tiempo más accesible. Esta, que parece inspirarse en los versos de Elegía Primera de Miguel Hernández :»Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas, / y en traje de cañón, las parameras», tiene como tema central la Guerra Civil española

Trecera Entrega: de la 26 a la 40

26. Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero.
Álvaro Mutis, Colombia, 1993

27. El invierno en Lisboa.
Antonio Muñoz Molina, España, 1987

28. Verdes valles, colinas rojas.
Ramiro Pinilla, España, 2005

29. Mal de amores.
Ángeles Mastretta,
México, 1996

30. Donde las mujeres.
Álvaro Pombo
España, 1996

31. El pasado.
Alan Pauls
Argentina, 2003

32. El rastro.
Jorge Gómez Jiménez
Venezuela, 1993

33. Santo oficio de la memoria.
Mempo Giardinelli
Argentina, 1991

34. Los años con Laura Díaz.
Carlos Fuentes
México, 1999

35. Plenilunio.
Antonio Muñoz Molina
España, 1997

36. Todas las almas.
Javier Marías
España, 1989

37. Cartas cruzadas.
Darío Jaramillo
Colombia, 1995

38. La casa del padre.
Justo Navarro
España, 1994

39. La visita en el tiempo.
Arturo Uslar Pietri
Venezuela, 1990

40. La historia de Horacio.
Tomás González
Colombia, 2000

Segunda entrega: de la 41 a la 70

41. La grande.
Juan José Saer
Argentina, 2005

42. El arte de la fuga.
Sergio Pitol
México, 1996

43. La velocidad de la luz.
Javier Cercas
España, 2005

44. Olvidado rey Gudu.
Ana María Matute
España, 1997

45. La gesta del marrano.
Marco Aguinis
Argentina, 1991

46. Un viejo que leía novelas de amor.
Luis Sepúlveda
Chile, 1989

47. Plata quemada.
Ricardo Piglia
Argentina, 1997

48. El vuelo de la reina.
Tomás Eloy Martínez
Argentina, 2002

49. Diablo guardián.
Xavier Velasco
México, 2003

50. Igur Neblí.
Miquel de Palol
España, 1994

51. La nieve del almirante.
Álvaro Mutis
Colombia, 1986

52. Vigilia del almirante.
Augusto Roa Bastos
Paraguay, 1992

53. Un campeón desparejo.
Adolfo Bioy Casares
Argentina, 1993

54. Los pichiciegos.
Fogwill
Argentina, 1993

55. La burla del tiempo.
Mauricio Electorat
Chile, 2004

56. Una novela china.
César Aira
Argentina, 1987

57. El inútil de la familia.
Jorge Edwards
Chile, 2004

58. Lumperica.
Diamela Eltit
Chile, 1983

59. La otra mano de Lepanto.
Carmen Boullosa
México, 2005

60. En estado de memoria.
Tununa Mercado
Argentina, 1990

61. Veinte años y un día.
Jorge Semprún
España, 2003

62. Ladrón de lunas.
Isaac Montero
España, 1999

63. La cuadratura del círculo.
Álvaro Pombo
España, 1999

64. No me esperen en abril.
Alfredo Bryce Echenique
Perú, 1995

65. Luna Caliente.
Mempo Giardinelli
Argentina, 1983

66. Una sombra ya pronto serás.
Osvaldo Soriano
Argentina, 1990

67. El cuarto mundo.
Diamela Eltit
Chile, 1988

68. La silla del Águila.
Carlos Fuentes
México, 2003

69. Temblor.
Rosa Montero
España, 1990

70. Historia del silencio.
Pedro Zarraluki
España, 1995

Primera entrega: de la 71 a la 100

71. Los fantasmas.
César Aira
Argentina, 1990

72. Angosta.
Héctor Abad Faciolince
Colombia, 2003

73. La muerte como efecto secundario.
Ana María Shua
Argentina, 1997

74. La orilla oscura.
José María Merino
España, 1985

75. La vida exagerada de Martín Romaña.
Alfredo Bryce Echenique
Perú, 1981

76. Sin remedio.
Antonio Caballero
Colombia, 1984

77. El tiempo de las mujeres.
Ignacio Martínez de Pisón
España, 2003

78. Al morir Don Quijote.
Andrés Trapiello
España, 2005

79. Glosa.
Juan José Saer
Argentina, 1986

80. Crónica de un iniciado.
Abelardo Castillo
Argentina, 1991

81. El traductor.
Salvador Benesdra
Argentina, 2002

82. Cumpleaños.
César Aira
Argentina, 2001

83. La sexta lámpara.
Pablo de Santis
Argentina, 2005

84. El embrujo de Shangai.
Juan Marsé
España, 1993

85. El maestro de esgrima.
Arturo Pérez Reverte
España, 1988

86. Carreteras secundarias.
Ignacio Martínez de Pisón
España, 1996

87. Rosario Tijeras.
Jorge Franco
Colombia, 1999

88. La sombra del viento.
Carlos Ruiz Safón
España, 2001

89. Camino a la perdición.
Luis Mateo Díez
España, 1995

90. A sus plantas rendido un león.
Osvaldo Soriano
Argentina, 1988

91. Memorias de mis putas tristes.
Gabriel García Márquez
Colombia, 2005

92. Autómata.
Adolfo García Ortega
España, 2006

93. Del amor y otros demonios.
Gabriel García Márquez
Colombia, 1994

94. Ella cantaba boleros.
Guillermo Cabrera Infante
Cuba, 1996

95. La novela luminosa.
Mario Levrero
Uruguay, 2005

96. La guerra de Galio.
Héctor Aguilar Camín
Chile, 1994

97. Arráncame la vida.
Ángeles Mastreta
México, 1998

98. Arturo, la estrella más brillante.
Reinaldo Arenas
Cuba, 1984

99. La orilla africana.
Rodrigo Rey Rosa
Guatemala, 1999

100. Los vigilantes.
Diamela Eltit
Chile, 1994


58 comentarios

  1. María said,

    abril 3, 2011 a 4:27 am

    Gracias por el trabajo de compatir
    estas novelas bellas.

  2. GANDALF said,

    octubre 2, 2011 a 10:21 am

    Es mucho mas sencillo encontrar libros clasicos para leer, que en verdad valgan la pena (Aun no leo todos, por cierto). Pero la literatura no se difunde en tal magnitud como la musica, asi que, agradezco esta referencia contemporanea de obras valiosas, para perder mi tiempo en algo que vale la pena.

  3. Max Nitrofoska said,

    noviembre 29, 2011 a 8:53 pm

    Gracias por compartir tanto.

  4. enero 30, 2012 a 10:59 pm

    Falto «El libro de los recuerdos» de Margo Glantz. Es una joya de la literatura mexicana y de la literatura judia latinoamericana 🙂

  5. enero 30, 2012 a 11:01 pm

    Falto «Las genealogías» de Margo Glantz. Es una joya de la literatura mexicana.

  6. OH NO said,

    enero 30, 2012 a 11:02 pm

    ASI ES

  7. Estudiante said,

    enero 30, 2012 a 11:03 pm

    Falto «Las genealogias» de Margo Glantz. Es una joya de la literatura latinoamericana 🙂

  8. marzo 16, 2012 a 6:47 pm

    Falta Porque parece mentira, la verdad nunca se sabe, de Daniel Sada.

  9. Nancy Cabral said,

    abril 8, 2012 a 5:03 pm

    Checa Marlita, te va a gustar.

  10. Sergio Godínez said,

    noviembre 27, 2012 a 4:38 am

    Hola, si hay alguien que sepa de un libro de romances y poesias que maestros de secundaria recomindan en mexico, entre los autores de romances esta Luis Cané.
    gracias

  11. Karen M said,

    enero 28, 2013 a 1:49 pm

    Me gustó también Vida con mi viuda de José Agustín; Los enamoramientos de Javier Marías, La mujer justa de Sándor Márai (aunque creo que esta tiene más allá de 25 años)

  12. Sandra said,

    May 24, 2013 a 3:15 pm

    pero quién demonios hace estas listas? Dónde está el último Delibes, o Umbral o JM de Prada. Ahora va a resultar que Pérez Reverte escribe mejor que Prada o que Umbral. Y qué rocambolesca obsesión con Marías. Si sus novelas son un bodriazo infumable y no aporta NADA nuevo.

    • Alejandro Pérez said,

      septiembre 30, 2014 a 4:18 pm

      Totalmente cierto… hay autores infumables…Se agradece la lista, pero sin duda, es absolutamente subjetiva, parcializada y sumamente limitada,,

      • Ana C said,

        septiembre 4, 2016 a 8:15 am

        ¿Y dónde están las escritoras? ¿No hay ninguna que haya escrito una buena novela en los últimos 25 años? Por favor, revisen estas listas mejor.

  13. valentina said,

    junio 18, 2013 a 9:16 am

    los renglones torcidos de dios de Torcuato luca de tena

  14. Carlos CEBRIÁN GONZÁLEZ said,

    julio 5, 2013 a 5:06 am

    Estimados amigos y seguidores de este apasionante blog:
    Me complace indicaros que una vez concluido el periodo de descargas gratuitas de mi decimotercer libro titulado «Te Robé tu identidad». AUTOR: Carlos Cebrián González, vuelvo a recomendaros esta obra que estoy seguro os interesará. Es una novela negra, policiaca con una cadena de crímenes para investigar, esotérico-vudú, una dosis de sexo y los ingredientes para pasar un buen rato leyéndola.
    Por tan solo 2,68 euros, pueden descargarse los seguidores de este blog, mi libro «TE ROBÉ TU IDENTIDAD», que podrán leer en:
    KINDLE, O EN APLICACIONES PARA KINDLE PARA: IPAD, IPHONE,PHONE O ANDROID.
    Dirección para «Te robé tu identidad: http://www.amazon.es/gp/feature.html/ref=dig_arl_box?ie=UTF8&docId=1000576363
    Te robé tu identidad: http://www.amazon.es/dp/B00CQT4PBS/

    SINOPSIS DE “TE ROBÉ TU IDENTIDAD”

    «Marta Bernad, de 35 años, es una mujer maltratada. Sufre en silencio y con resignación, durante años en Zaragoza, su vida conyugal sin alicientes y plena de estrecheces económicas. Un día decide romper con su matrimonio y un intento de violación que sufre, le lleva a convertirse en una mujer despiadada y a cometer una serie de crímenes y maldades.

    Pactará con Satanás, recurrirá al vudú para librarse de quien obstaculice sus proyectos de alcanzar la riqueza y el poder, que ambiciona. Se convierte casi sin darse cuenta en un “Ángel de la Muerte”.

    Decide irse a Madrid a reunirse con su hermana gemela homocigótica. Anabel, una abogada de gran prestigio, socia de un importante bufete, que goza de una excelente situación económica, casada con Eduardo, viejo y famoso arquitecto con proyección internacional.

    Marta odia a Anabel, pero decide pedirle ayuda para poder convertir en realidad sus ambiciosos proyectos. Un absurdo cambio de roles, desencadenará una serie de acontecimientos trágicos de sangre y muerte.

    “Te robé tu identidad” es una novela perteneciente al género negro, policiaco, llena de suspense, misterio, esoterismo, sexo, amor. Una cadena de crímenes nos mantendrá en vilo hasta que, gracias a las investigaciones de dos policías, se llega a un final sorprendente e inesperado»

    Si os interesa puedo remitiros los dos primeros capítulos de la misma. Espero vuestra respuesta.

  15. julio 22, 2013 a 3:58 pm

    Híjole, faltaron muchas, pero yo agregaría El disparo de argón, de Juan Villoro…

  16. Héctor Mosquera said,

    agosto 20, 2013 a 3:45 pm

    También me permito sugerir de Abad el olvido que seremos, los ejércitos de Rosero y el ruido de las cosas al caer de Vásquez. tres buenas obras de los últimos años en Colombia.

  17. jesus said,

    agosto 20, 2013 a 3:53 pm

    que chidas estan eeeeeee

  18. jesus said,

    agosto 20, 2013 a 4:01 pm

    ME GUSTO LA NOVELA EL CASTIGO CULLA Novela ganadora del Premio Herralde que cuenta la historia de Juan Valdivieso, un mexicano profesor de literatura que decide volver a su tierra natal después de varios años de vivir en Europa.

  19. jesús Maté said,

    octubre 8, 2013 a 4:41 am

    Gracias por compartir, aunque más gracia me hacen los que se indignan porque faltan unas o están otras. Tendrás que pedir disculpas por mostrarnos tus gustos literarios. Suerte y adelante.

  20. Melquiades Ramos said,

    octubre 23, 2013 a 12:26 pm

    Si se omite a Juan Rulfo, falta lo más importante

  21. angelo said,

    diciembre 2, 2013 a 3:07 pm

    bn bn eta

  22. Fay Benam said,

    diciembre 4, 2013 a 3:13 pm

    Estupendo!

  23. Concha said,

    diciembre 5, 2013 a 3:46 am

    ¿Y «La Comena» o «La familia de Pascual Duarte»? ¿Cuál es el criterio?

  24. Olga Martín said,

    febrero 17, 2014 a 9:52 am

    «Cuando la muerte venía del cielo»y» El pintor de sombras» también son muy buenos, son de Esteban Martín Morales.

  25. Carlos Cebrián González said,

    febrero 19, 2014 a 12:28 pm

    Me complace informarle que acabo de publicar mi libro decimocuarto titulado «Historia y Evolución de las Empresas Centenarias de España».autor: Carlos Cebrián González. Editado por: LULU.
    Esta obra, de 286 páginas, de la que he hecho dos ediciones (una en blanco y negro y otra a todo color), es un testimonio literario de la historia y esfuerzos, del acierto y tesón de 25 empresas centenarias españolas, muchas de ellas con proyección mundial, , que sorteando toda serie de dificultades, han logrado, llevar su negocio al puerto del éxito.

    Si les resulta factible hacer alguna reseña, de esta modesta obra, en el medio de su dirección, le agradecería me lo notificasen a mi email: por lo que les estaría muy agradecido

    SINOPSIS DEL LIBRO «HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LAS EMPRESAS CENTENARIAS DE ESPAÑA»

    AUTOR:CARLOS CEBRIÁN GONZÁLEZ

    Cada año en el mundo se crean y destruyen miles, millones de empresas.
    Pero lo sorprendente y digno de elogio es que haya alguna industria,
    comercio o grupo empresarial que logre sobrevivir durante más de cien
    años.
    La pregunta que Uds. y yo nos hacemos es…¿Cómo han podido resistir los
    vaivenes de una economía nacional o internacional, guerras, crisis, y seguir
    adelante? La respuesta es compleja. Resulta muy difícil tomar el impulso de
    salida y colocar la primera piedra de tu negocio, pero mucho más es
    renovarte, no quedarte atrás en la evolución de tu actividad y ganar cada
    día más nichos de mercado, llegando con nuestros productos o servicios
    de gran calidad a muchos millones de consumidores.
    Para conocer los secretos de su éxito y de su floreciente longevidad he
    analizado en profundidad la historia y evolución de 25 empresas
    centenarias, muchas de ellas de gran proyección mundial. Me he quedado
    gratamente sorprendido. Espero y deseo que a ustedes, al leer este libro
    “Historia y evolución de las empresas centenarias de España”, les suceda lo mismo»

    SI DESEAN CONOCER ALGO MÁS SOBRE ESTE LIBRO, EN SU VERSIÓN DE BLANCO Y NEGRO HAGA CLICK EN ESTA DIRECCIÓN:

    http://www.lulu.com/shop/carlos-cebri%C3%A1n-gonz%C3%A1lez/historia-y-evoluci%C3%B3n-de-las-empresas-centenarias-de-espa%C3%B1a/paperback/product-21365094.HTML

    si desea conocer algo más sobre este libro en su versión a todo color haga click en esta dirección:

    http://www.lulu.com/shop/carlos-cebri%C3%A1n-gonz%C3%A1lez/historia-y-evoluci%C3%B3n-de-las-empresas-centenarias-de-espa%C3%B1a/paperback/product-21365120.HTML

    Nota del autor. Entre estas empresas que saco en mi libro, destacan: Nestlé, González Byass. Osborne, Alvear, Conservas Albo, Bodegas Miguel Torres, Grupo Caballero, Galletas Gullón, Café Gijón, FREIXENET, Chocolates Valor, Bodegas Lustau, Bodegas Marqués de Murrieta, Mermeladas Helios, Tortas Inés Rosales etc.

  26. May 11, 2014 a 8:39 pm

    Para mí, Angosta de Hector Abad Faciolince debería estar mucho más arriba. Es un libro hermoso.

  27. Elvira catalina said,

    May 27, 2014 a 11:11 am

    No hay ninguna novela escrita por alguna mujer, qué valga la pena leer o qué?

    • Erik said,

      noviembre 12, 2014 a 6:36 pm

      Olvidado rey Gudú

    • Tierruo said,

      noviembre 26, 2015 a 4:51 pm

      Te importa mucho lo que tiene entre las piernas un autor. No es relevante, solo la calidad importa. Feminismo ultra a dejarselo a las gringas

  28. Mimi C said,

    May 28, 2014 a 3:55 pm

    Casi me duele y sorprende que no esté «Como Agua para Chocolate» de Laura Esquivel, publicada en 1989. Ese libro es magistral y es de los últimos 25 años. Gran novela, apasionada, llena de olores y sabores.

  29. Pako said,

    junio 8, 2014 a 3:48 pm

    Por que 25……..cual es la intención de sean 100 ? si le pones 50 y 1000 cual seria el resultado…la intención buena….pero acertaste yo creo que solo a la mitad

  30. julio said,

    junio 11, 2014 a 10:26 am

    Doña Bárbara de Gallegos

  31. Ever Román said,

    agosto 20, 2014 a 5:56 am

    qué fea lista!!!

  32. Carlos Gutiérrez said,

    octubre 3, 2014 a 12:46 pm

    Es extraño que mi novela, «El ladrillo furioso», no esté en la lista.

  33. octubre 22, 2014 a 7:48 am

    que buena no mentira horible que pavada

  34. Rogelio Ramon Zamudio Sanchez said,

    noviembre 9, 2014 a 11:25 pm

    He leido 54 de estas 100 algunas me han gustado mucho otras
    no.

  35. Armando said,

    enero 6, 2015 a 5:32 pm

    buenas tardes a todos!!

    creo que hay grandes obras literarias y los criterios pueden ser muchos, sin embargo creo que esta lista se puede enriquecer con la aportación de todos, propongo que se haga una ficha con autor, nombre, resumen y año.

    saludos cordiales.

    Armando

  36. Rc said,

    enero 8, 2015 a 8:03 am

    Por que dicen «said» acaso no tenemos la palabra «dijo»? Esta es la unica discrepancia, por lo demas agradesco la lista de libros en nuestra lengua. (No tengo teclas para los acentos)

    • Javier said,

      enero 10, 2016 a 5:24 pm

      ¿No tenés tecla para los acentos, Rc? Bueno, es lo mismo que le pasa a los dueños de la página web, no tienen privilegios suficientes para sacar «said» y poner «dijo». Así es como nos va deglutiendo y fagocitando la «barbarie sajona»…

  37. antonela said,

    febrero 13, 2015 a 1:19 pm

    la verdad q no entendi nada

  38. antonela said,

    febrero 13, 2015 a 1:21 pm

    me gusta mas la novela de hoy

  39. patzy a glez said,

    abril 22, 2015 a 5:06 pm

    La verdad es que de literatura latinoamericana he leido poco he leido mas de autores internacionales

  40. reyesamador said,

    May 4, 2015 a 2:34 pm

    es una literatura muy linda

  41. Mario Betancourt said,

    julio 27, 2015 a 11:37 am

    Otras esenciales que no aparecen son «El sueño de los héroes» de Bioy Casares. «El hombre que amaba a los perros» de Leonardo Padura. La guerra del fin del mundo» de Vargas Llosa, y «Ciudad Ausente» de Ricardo Piglia.

  42. Mario Betancourt said,

    julio 28, 2015 a 11:34 am

    ….y «Los siete locos» de Roberto Arlt.

  43. agosto 27, 2015 a 11:04 pm

    No es Juan Valdivieso… es JULIO Valdivieso. El testigo- Juan Villoro. Saludos.

  44. carmen said,

    febrero 29, 2016 a 7:56 am

    genial

  45. julio 24, 2016 a 12:59 pm

    Para ser escritor algún dia hay que leer y aprender de Cervantes y muchos otros, como hago yo.siempre.

    antoniolarrosa.com

  46. teltang said,

    agosto 5, 2016 a 7:44 am

    ¿Ni una mujer?

  47. Ana C said,

    septiembre 4, 2016 a 8:21 am

    Lo siento, pero esta lista es muy limitada, subjetiva y ridícula. Esto es lamentable para nuestra cultura. Veo muchas novelas del mismo autor y no se menciona ni una novela de alguna autora (y las hay con muchísima calidad). Por eso el canon literario sigue siendo tradicionalista y sexista, porque siempre relegan a un lado las voces de los otros. Las mujeres componen el 50% de la sociedad y en esta lista tan incompleta no veo representada a esa población.


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